Por: Sofía Carrillo Zegarra
Periodista y activista afroperuana
Oficialmente en el Perú y el mundo estamos orgullosos de nuestra diversidad cultural. Lo dicen líderes políticos, comunicadores y presentadores de televisión, los conocidos influencers que no dudan en tomarse una y otra foto para mostrar cómo “aprecian” las particularidades culturales, que incluyen a personas indígenas y afrodescendientes que muchas veces son cosificadas y mostradas sin pudor, como parte del paisaje.
¿Cuándo ese aprecio se transforma en desprecio? En el momento que indígenas y afrodescendientes adquieren protagonismo y deciden contar sus propias historias, dejando de estar en una posición subalterna; pues si bien la diversidad cultural no se refiere únicamente a la diversidad étnica, es una variable clave para definirla. UNESCO planea que “la diversidad se manifiesta en la originalidad y la pluralidad de las identidades que caracterizan a los grupos y las sociedades que componen la humanidad. Fuente de intercambios, de innovación y de creatividad, la diversidad cultural es tan necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos”. (Declaración Universal de la Diversidad Cultural-UNESCO-2001).
En este contexto, los medios de comunicación cumplen un papel importante que analizaremos en este artículo.
CONTEXTO
En el mundo:
Acto 1: Niñas afrodescendientes miran con lágrimas en los ojos y emocionadas, las primeras imágenes de “La Sirenita” interpretada por la actriz afroamericana Halle Bailey fueron virales durante semanas.
Acto 2: Comentarios burlones, racistas y ofensivos afirman que este live action es solamente “inclusión forzada”, porque “La Sirenita no es así”.
En el Perú:
Acto 1: Blackface en el programa humorístico de Jorge Benavides, quien una vez más hace uso de este recurso racista para “caracterizar” a un ex futbolista afroperuano.
Acto 2: Chico reality de “Esto es Guerra” le dice “mono” a su colega afrodescendiente para describirlo en un concurso en el que debían adivinar una palabra escrita en el cartel.
Acto 3: Periodista Erick Osores dice que: «es política para victimizarse, en Europa hay racismo en Perú no hay». Ex futbolista Erick Delgado responde: «son estupideces, son susceptibilidades. Yo tengo amigos negros que dicen oye mono y no se molestan”. (Diálogo en programa de redes conducido por Osores y Gonzalo Núñez).
De “inclusión forzada” y “blackface”
La presencia de la actriz afroamericana Halle Bailey, se constituye en un paso más en los cambios que la industria cinematográfica viene realizando desde hace unos años, luego de décadas de demandas por una representación positiva a personas afrodescendientes e indígenas.
Este hecho genera reacciones emocionadas de personas afros que tienen la posibilidad de admirarse, porque ver un personaje que se asemeja una/o a partir de la identidad étnica, puede significar una variable importante en la construcción de la autoestima.
En tiempos de frases como “todo está en ti” y “solo es cuestión de que tú quieras para lograrlo”, es importante reconocer que una buena autoestima no surge de manera espontánea, sino que también se forma con los mensajes que recibimos, ya sean a través de la familia, amigos, escuela o los propios medios de comunicación. Por eso la responsabilidad de diversos sectores, que deben responder al racismo estructural que se manifiesta en la discriminación racial evidenciada en el lenguaje y los mensajes elaborados con el objetivo de humillar, ridiculizar y vulnerar con total impunidad a poblaciones y colectivos históricamente discriminados.
No obstante, el nivel de agresión racista hacia Bailey y, por tanto, a las personas afrodescendientes es altísimo. Además de llamar a la nueva propuesta de “La Sirenita” como “inclusión forzada” y denominar al film “La Sinegrita”, se acuñan frases como: “Les juro que esto es un fracaso, arruinaron la infancia de muchos”, “Lindas eran las películas de antes, sin ideología y con magia”, “grande Disney, mostrando las consecuencias del derrame de petróleo (en alusión al color de piel de la actriz)”. Por supuesto, esto no tiene sanción de ningún tipo, pues las plataformas virtuales se convierten en el escenario perfecto de los racistas.
Mientras estas son las reacciones en distintas partes del mundo (incluyendo el Perú), nuestro país tiene sus prácticas racistas más locales, pues varios canales de televisión y sus conductores parecen no haber tomado nota de que los medios de comunicación tienen la responsabilidad de generar contenidos alejados del racismo y la discriminación.
Jorge Benavides en ATV vuelve a utilizar el recurso del blackface para sus sketches, para burlarse de lo ocurrido en la vida personal del ex futbolista Luis “Cuto” Guadalupe; sin importarle las innumerables veces que ha sido llamado a no hacerlo -con sanción de por medio- por su personaje “El Negro Mama”, a quien en su última emisión no pinto la piel oscura para evitar cuestionamientos pasados, asumiendo que así se resuelve el problema.
En América Televisión, Gino Assereto le dice “mono” a su compañero de programa, Yojhan Escamilo Cartagena, mejor conocido como “Chevy”. Es decir, la animalización y, por tanto, la deshumanización al sujeto negro se convierte otra vez en un recurso de agresión racista. Posteriormente, mediante un comunicado la productora ProTV pide disculpas por lo ocurrido y señala que está comprometida en luchar contra la discriminación. ¿Esto es suficiente?: No, mientras estos mensajes no respondan a políticas internas antirracistas que promuevan la diversidad cultural en canales de televisión, impactando en todos sus niveles organizativos.
En las redes sociales no faltaron los comentarios que acusaban de hipersensibles a quienes denunciaron este nuevo acto racista, además de señalar que Assereto no tenía la intención de discriminar y humillar a su compañero. Sin embargo, ¿esto es relevante para reconocer la discriminación racial?: No, porque no es la intencionalidad lo que permite definirla como tal, sino el recurso de aludir a un primate para burlarse de las características fenotípicas de una persona afrodescendiente. Eso es suficiente para decir que lo hecho por el “chico reality” es un acto racista.
Y para cerrar las últimas evidencias del racismo en los medios de comunicación, durante la emisión de su programa en YouTube, los periodistas deportivos Erick Osores y Gonzalo Núñez, junto con el ex futbolista Erick Delgado, sin ningún escrúpulo se burlan de los futbolistas afrodescendientes, los animalizan, niegan y justifican el racismo. Nuevamente, ninguna sanción efectiva a los agresores racistas.
Todo esto demuestra que los medios de comunicación son cómplices históricos del racismo, porque no solo son reproductores de la realidad sino creadores de la misma, añadiéndole elementos llenos de estereotipos racistas que caricaturizan a afrodescendientes, indígenas y asiático descendientes. Lo que se ve en las pantallas de televisión o cine, diarios y portales Web, junto a los acostumbrados chistes racistas en la radio, siguen siendo el justificante para que en la vida cotidiana muchas personas reproduzcan la violencia racista.
Cambios importantes
Volviendo al contexto internacional, durante la primera semana de junio de este año se desarrolló la segunda reunión del Foro Permanente sobre Afrodescendientes (FPA) en la Organización de Naciones Unidas (New York), donde uno de los puntos clave de la agenda fue la Justicia Reparativa – Racial, reconociéndose que (afrodescendientes) “sufren los efectos perversos del racismo, por lo que a través de la justicia racial se busca cambiar la vida, el mundo, alimentándose del pasado para mejorar el presente”.
Esta propuesta debe ser implementada con acciones concretas desde los Estados y la sociedad civil, abriendo más y mayores espacios para afrodescendientes. Lo dicho, debería también resonar en nuestro país y, particularmente, en los medios de comunicación, que deben construir nuevas narrativas que reconozcan el aporte de los afrodescendientes, que -como se señaló el abogado afrocolombiano Pastor Murillo, integrante del FPA- permitirá “trascender la posición de víctimas (afrodescendientes) y ser reconocidos como personas, familias e individuos con derechos”.
Es cierto que hay algunos cambios positivos en los medios de comunicación; pero la diversidad cultural no será valorada en su verdadera dimensión mientras no se cuestionen las consecuencias del sistema colonial, que ha encontrado en la etapa republicana nuevas formas para manifestar sus violencias estructurales en perjuicio de los pueblos indígenas y afrodescendientes.
Dar testimonio del racismo que viven afrodescendientes, indígenas y asiático descendientes no debe seguir siendo motivo para acusar de victimización a quienes se atreven, lo que debería es generar vergüenza en los agresores y sus cómplices, además de obligar que, desde el Estado y los medios de comunicación, se tomen medidas concretas para “devolver humanidad a los afrodescendientes” (frase de Epsy Campbell, presidenta del FPA y ex vice presidenta de Costa Rica). Yo agrego, para entendernos como humanos, pues llegará el momento en que no sea necesario afirmarnos desde nuestras múltiples identidades, pero mientras existan grupos, colectivos y pueblos, oprimidos y excluidos, habrá que levantar la voz con demanda y propuesta, orgullosos de nuestros cuerpos ennegrecidos y marrones, aunque les incomode e incluso no lo soporten.
Sofía Carrillo Zegarra
Periodista y activista afroperuana. Estudios de Maestría en Gerencia Social. Conductora de radio y televisión. Conferencista nacional e internacional. Actualmente productora y conductora del programa “Afroraíces” de Radio Nacional (IRTP). En el 2022 reconocida por Forbes como una de las 50 mujeres más poderosas del Perú, además participa en la campaña de Telemundo “Muchas Naciones, un solo destino”. Especialista en género, derechos sexuales y reproductivos, diversidad y equidad. Tiene publicaciones sobre género, racismo y mujeres afroperuanas.