Por: Gaby Cevasco
Periodista, escritora y consultora en género
Analizar la imagen que tiene la mujer en los medios de comunicación es clave en el proceso de transformar las relaciones entre hombres y mujeres y personas de la diversidad sexual, y erradicar la desigualdad y la violencia de género. Es importante mirar los noticiarios, la publicidad, los programas de entretenimiento, las telenovelas y series, tanto nacionales como extranjeras. Esta representación se puede resumir en: hay una violencia simbólica y manifiesta en la mayoría de estos espacios, que contrasta con el trabajo que realiza el Observatorio de Medios e instituciones feministas.
Ha cambiado mucho el estilo de representación de las mujeres si observamos series de épocas pasadas; sin embargo, aún aceptamos con naturalidad la sexualización del cuerpo femenino, la violencia de género como parte del humor y el fortalecimiento de roles conservadores, como es el amor romántico y el ideal de ser esposa y tener hijos con el hombre amado.
Lxs peruanxs pasan un promedio de cinco horas diarias frente al televisor, y debemos preguntarnos: ¿cuál es la relación que tiene la persona televidente ante el contenido que ofrecen estos programas? ¿Qué necesidades responden a la selección de los mismos, aparte de distraerse y/o informarse? Esto es importante porque va a expresar el efecto de estos medios sobre sus sentimientos y conductas. No olvidemos que la observación y la representación son poderosas herramientas en el proceso de construir la identidad y el comportamiento humano, especialmente en niñxs y adolescentes.
Esto se agrava si se suma el contexto de violencia y corrupción que vive el país, y la legitimación de la violación de derechos humanos como formas de comportamiento en sectores de la sociedad peruana. Media hora de los noticiarios está dedicada a hechos de violencia, que de tanto repetirse es normalizada. Y dentro de la información policial se presentan casos de violencia de género, como parte de esta violencia generalizada, sin análisis ni distinción de sus causas.
Sigue imperando el estereotipo de la mujer obligada a ser bella, delgada, sexi, para poder gustar a los demás, en especial a los hombres, y así tener éxito. Si bien las mujeres han ganado en derechos y libertades, muchas aún siguen presas de la tiranía de la aceptación del otro. El estereotipo femenino de la vejez como alguien tonto, alejado de la realidad que es incapaz de reconocer un celular o un idioma distinto. Los hombres no son presentados así. Gerda Lerner señala que una de las estrategias de dominación del patriarcado desde sus orígenes es dividir a las mujeres en buenas y malas, y esto continúa dándose en las telenovelas. Se mantiene la domesticación o sexualización de razas distintas a la blanca. Hay un fortalecimiento de clase, ahora a partir del lugar de estudio o residencia en las series nacionales.
Cambiar estos contenidos es una obligación de las empresas de comunicación y un desafío para la sociedad por el impacto que tienen los medios en la configuración de la visión personal y del mundo.